5 Lecciones de la terapia de pareja que pueden ayudar a cualquier relación

Con el tiempo, solemos dejar de expresar aprecio en nuestras relaciones porque lo que antes era novedoso se ha convertido en rutina.
Es común que las personas crean erróneamente que si retienen el afecto, su pareja cambiará de la manera que ellos quieren.
Cuando se trata de temas delicados, puede ser útil reservar un tiempo para hablar de ellos. Las llamamos «reuniones de trabajo de la relación».

¿Estás buscando algunas técnicas nuevas para fortalecer tu relación  y el tratamiento de la ansiedad? Si está interesado en la terapia de pareja conductual integradora (IBCT) pero no parece poder incluirla en su apretada agenda, muchas parejas están utilizando la teleterapia como una forma más sencilla de dedicar tiempo a su relación. Programar una sesión de teleterapia con un terapeuta experimentado es conveniente y puede ayudar a resolver los problemas de la relación, pero ¿por qué esperar? Aquí hay cinco consejos para empezar hoy mismo.

1. Exprese su aprecio

Entender lo que hace que su pareja se sienta más apreciada es un paso en la dirección correcta. Con el tiempo, es posible que dejemos de expresar aprecio en nuestras relaciones porque lo que antes era novedoso se ha convertido en rutina. Tal vez se hayan acumulado resentimientos a lo largo de los años, o supongamos que nuestra pareja ya sabe lo que sentimos por ella. Pero cuando nos damos cuenta de las pequeñas cosas y las apreciamos, la gente suele ser aún más atenta. Esto no requiere grandes gestos, aunque puede ser así.

A menudo, el simple reconocimiento de lo que otras personas hacen por nosotros es suficiente para hacer más cálida cualquier relación. De hecho, a menudo animo a las parejas a terminar el día enumerando al menos tres cosas que agradecen de ese día de su pareja o incluso del propio día. Saber que tendrás que expresar tu agradecimiento por las cosas al final de la noche te hará estar más atento a las cosas que debes apreciar durante el día.

2. Practicar la escucha reflexiva

Puede que la práctica no haga nunca la perfección, pero seguro que ayuda. Es común que las personas crean erróneamente que si retienen la aprobación o el afecto, su pareja cambiará de la manera que ellos quieren. Si bien esto puede hacer que su pareja cambie, probablemente no será de la manera que a usted le gusta. Practicar la escucha reflexiva es una de las mejores técnicas para mejorar la comunicación en tu relación. ¿Qué significa?

Es algo que un terapeuta de pareja experto puede explicarte durante la sesión, pero básicamente significa que escuchas lo que dice tu pareja y luego se lo repites con tus propias palabras. Puedes intentar una reflexión simple en la que básicamente repitas lo que se ha dicho, quizás parafraseando un poco, o puedes intentar una reflexión compleja en la que puedas inferir un sentimiento o una experiencia basada en lo que se ha dicho. Con esto se consiguen dos cosas. Valida lo que han dicho porque saben que han sido realmente escuchados y también aclara cualquier confusión. En lugar de esperar nuestro turno para hablar, estamos escuchando activamente lo que se dice y tratando de entender lo que nos dicen.

3. Programar las conversaciones importantes

En un tema relacionado, hay algunas conversaciones que son difíciles de mantener por muy hábiles que seamos comunicando. Por eso, cuando se trata de temas delicados, puede ser útil reservar un tiempo para hablar de ellos. Yo las llamo «reuniones de negocios de la relación». Por ejemplo, puede que tu pareja quiera tener un bebé pero tú no estás seguro de si es un buen momento para formar una familia, o si incluso quieres tener hijos. Es una situación que puede derivar rápidamente en una discusión, sobre todo si el tema surge en un momento en el que ya te sientes estresado por el trabajo, el dinero o cualquier otra cosa.

En su lugar, considera la posibilidad de reservar una reunión semanal de una hora para explorar la idea o cualquier otro tema candente de la relación. Escoge un momento en el que ambos tengáis el ancho de banda mental y emocional para estar totalmente presentes, y ten en cuenta que no es necesario encontrar una respuesta en ese momento. La intención es simplemente iniciar la conversación cuando ambos estén en un estado mental tranquilo y receptivo, incluso durante el almuerzo. Siempre puedes programar un seguimiento para más adelante, lo que te dará tiempo para considerar las cosas con más profundidad.

4. Desenchufa el teléfono

La mayoría de nosotros pasamos demasiado tiempo con nuestros teléfonos hoy en día. Puede que ni siquiera seamos plenamente conscientes de cuántas horas pasamos mirando una pantalla porque hay muchas cosas útiles en nuestros dispositivos de las que dependemos cada día: desde los correos electrónicos del trabajo hasta las aplicaciones de entrega de alimentos, todo está ahí.

Pero esto puede significar que estamos menos presentes para las personas que más queremos. Asegúrese de designar un tiempo en el que los teléfonos y las tabletas se guarden y se queden los dos solos. Puede ser tentador distraernos cuando estamos estresados o las cosas no parecen ir bien, pero si queremos mejorar nuestras relaciones primero tenemos que aparecer.

5. Recuerda divertirte

Puede que tu relación ya no sea tan espontánea como antes, y eso está bien, pero sigue siendo importante recordar que hay que dedicar tiempo a la diversión. La diversión es una parte importante de una relación. ¿Qué es lo que más os gusta hacer en pareja? ¿Comparten alguna afición o interés? Es demasiado fácil dejarse atrapar por el ajetreo diario de las facturas y la limpieza de la casa, así que asegúrate de dar prioridad a disfrutar de tu vida en común. Al fin y al cabo, ¿de qué sirve trabajar tanto si no se baja el ritmo de vez en cuando?

Recuerda que la diversión no tiene por qué ser los grandes viajes espontáneos que hacías antes, sino que puede ser escuchar una vieja canción que te gustaba de camino a llevar a tus hijos al entrenamiento de fútbol, o pedir una cena en un sitio al que te gustaba ir. Cuando se trata de la felicidad y la diversión, no son los grandes acontecimientos los que realmente crean la mayor alegría, sino que a menudo son los acontecimientos más pequeños y significativos los que lo hacen.

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